Los mosquitos fueron, durante décadas, el “pesado lastre” de la provincia de Huelva, comprometiendo no solo la calidad de vida y la salud pública de los ciudadanos, sino también el futuro económico de sectores clave como el turismo y la agricultura intensiva. En ese contexto, el impulso emprendedor e innovador de una mente científica fue crucial para cambiar la historia del litoral. Antonio Oliveira Assalit, químico de profesión y estudioso vocacional de la problemática, lideró la creación del Servicio de Control de Plagas de la Diputación Provincial de Huelva, un modelo de gestión integrada que hoy recibe el máximo reconocimiento. Oliveira fue nombrado coordinador de la campaña en 1981, en una época donde era urgente compatibilizar el desarrollo socioeconómico con la conservación del rico patrimonio natural de la costa. El expediente destaca su carrera imparable en la adquisición de conocimientos técnicos, viajando a Francia y Cataluña, creando una base de datos de especies y realizando experimentos pioneros. Su hogar se convirtió en un laboratorio, con decenas de frascos de cristal en la terraza, donde hasta sus hijos observaban las larvas: “se despertaban antes de ir al colegio e iban a la terraza a ver cómo se movían”, recuerda, con una anécdota que ilustra hasta qué punto aquel trabajo formó parte de su vida. La Medalla de Oro de la Provincia reconoce su contribución técnica y su iniciativa para organizar un sistema de lucha que resultó un éxito. “Me ha dado una alegría, una gran alegría y mucha satisfacción porque reconoce el valor un trabajo que hicimos con muchas ganas y mucho compromiso por parte de todos”, confiesa. Y es que el éxito del programa no fue solo metodológico, sino también de colaboración. Oliveira recuerda con cariño esa época: “Este trabajo fue muy bonito, porque además hubo una gran colaboración con todos los ayuntamientos, cuyos alcaldes o capataces fuimos creando grupos de trabajo que fueron más allá. Esa gran colaboración fue magnífica”. El químico se acuerda de su familia, de los anteriores presidentes de la Diputación y de todos sus colaboradores, y siente una profunda alegría por una época de “un trabajo hecho con entrega total” al que no le faltaron grandes dosis de talento, esfuerzo y un firme compromiso”.